lunes, 6 de abril de 2015

Genética & Microbiota

La inesperada relación entre los genes y nuestra microbiota intestinal
Los seres humanos tenemos trillones de bacterias viviendo dentro de nuestro cuerpo. Esta gran comunidad bacteriana es denominada microbiota, que podría definirse como los microorganismos presentes de forma habitual dentro de los tejidos. Una de las comunidades más abundantes es la microbiota intestinal, cuya implicación en la aparición de diversas enfermedades, abriendo la posibilidad de buscar tratamientos basados en alimentos, ha suscitado un gran interés en la comunidad científica en los últimos años. Pero aún más importante ha sido la identificación al fin de la enorme diversidad bacteriana que existe en estas comunidades de microbios gracias a la aparición de los nuevos métodos masivos de lectura de genomas completos.
Debido a la influencia de la microbiota intestinal en la salud humana y a estos últimos avances, muchos estudios se han centrado en la obesidad, logrando identificar cuál es la composición bacteriana típica en las heces de personas obesas y de personas delgadas. Se sabe además que la obesidad está desencadenada por factores genéticos, pero hasta ahora nadie se había preguntado si ambas cosas estaban relacionadas entre sí, es decir, si hay factores genéticos que determinen la composición de la microbiota intestinal de cada persona. Y es hasta ahora porque un estudio reciente publicado en la revista Cell concluye que en el caso de algunas bacterias concretas esta relación se cumple.
Los investigadores analizaron muestras de parejas de gemelos y mellizos (gemelos dicigóticos), ya que es una buena forma de saber cómo influyen los genes en un rasgo físico o en la predisposición a una enfermedad concreta. Así, más de mil muestras de heces procedentes de 171 parejas de gemelos idénticos y 245 parejas de mellizos fueron analizadas. Cuando catalogaron la composición de la microbiota intestinal de cada uno, identificaron aquellas bacterias cuya presencia no depende tanto de la dieta u otros factores ambientales sino sobre todo de los factores genéticos.
Además de lo sorprendente de este hallazgo, los científicos fueron más allá: tomaron ratones de laboratorio a los que se había dejado sin bacterias en su intestino y les trasplantaron heces de pacientes obesos. En un grupo de animales, esas heces fueron suplementadas con una de las bacterias que habían mostrado fuerte influencia genética y que abunda especialmente en la microbiota de personas delgadas, por lo que se piensa que frena el desarrollo de obesidad en humanos. El resultado fue que los ratones que recibieron esta bacteria (llamada Christensenella) ganaron mucho menos peso que los ratones que no habían recibido esta bacteria.

Casi simultáneamente, otro estudio publicado en la revista científica PNAS analiza la microbiota desde otro punto de vista: el evolutivo. Los investigadores compararon las bacterias intestinales de cientos de chimpancés y gorilas con las humanas. A pesar de que se obtuvo un árbol evolutivo muy similar al obtenido comparando los genomas de estas especies, los científicos observaron que la microbiota humana ha perdido mucha diversidad respecto a los grandes simios africanos. Y además parece que nuestra microbiota ha pasado a estar dominada por bacterias típicas de las dietas ricas en carnes, especialmente en personas que viven en Estados Unidos. Esto en cierta manera era previsible, pero ahora también cabe pensar que algunos de los cambios en la composición de nuestras comunidades bacterianas intestinales han estado determinados por nuestra propia evolución biológica al nivel más fundamental, que es la evolución de nuestros genomas.

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